Imagen de una chica en el baño sosteniendo un espejo para mirar cómo cambia su cuerpo - Saba

Los cambios físicos que atravesamos durante la pubertad nos hacen cuestionar todo. Observemos mejor estos cambios y cómo pueden afectar la manera en que nos sentimos.

¿Si la pubertad fuese una persona, qué forma de cuerpo tendría?

Sería fantástico si existiera una respuesta concreta. Las personas crecen a ritmos diferentes y en distintos lugar, pero es difícil pensar esto cuando todos parecen iguales en Instagram. 

Quizás notes que aumentás un par de talles de corpiño en pocos meses, pero tus jeans aún te quedan bien. O tal vez notes que el elástico de tu ropa interior se te clava en la cadera, pero apenas necesitás un corpiño. Durante la pubertad, nuestros cuerpos tienden a volverse más curvos, pero cómo, cuándo y dónde sucede esto varía de persona a persona. 

Puede ser realmente raro cuando empezás a tener un cuerpo de mujer pero aún te sentís una niña. Aunque no se pueda ir en contra de la naturaleza, existen deportes que podés practicar para fortalecer tu cuerpo y ropa que podés usar para favorecer tus formas. 

Lo primero que se desarrolla son los senos; los pezones se endurecen y esa es la primera señal que indica que están por crecer. Digamos que los pechos tienen su propia personalidad, ya que uno empieza a crecer antes que el otro, por lo que una pequeña diferencia de tamaño es totalmente normal. 

Imagen de dos chicas paseando por un caminito sobre sus teléfonos móviles - Saba

Me lavo pero igual tengo granos. ¿Por qué?

Todos sabemos que la forma en que nos sentimos en nuestra propia piel afecta nuestra confianza. Por eso no es extraño pensar que el acné tiene un papel fundamental en la pérdida de autoestima. Pero como le sucede indefectiblemente a 8 de cada 10 personas, es mucho más común de lo que pensás. 

Las hormonas y la genética son un par de razones por las cuales podríamos tener acné en la cara, pecho, cuello y espalda durante la pubertad. No son una consecuencia de que no nos lavemos bien. 

Si tu piel está realmente inflamada o te preocupa porque ya lleva bastante tiempo sin curarse, podrías visitar a un dermatólogo, consultar a un especialista en nutrición o hablar con un médico acerca de una posible medicación. 


GIF de una chica horrorizada frente al espejo mirando un grano en su cara - Saba

Tengo un bigote más oscuro que el de mi hermano mayor

Vello facial. Pelo en las piernas. Vello púbico descontrolado. Todo esto es muy común en la pubertad y aún después. ¿Qué se hace con ello? 

Bueno, la respuesta es: ¡haz lo que quieras! Lo emocionante de la pubertad es que este cuerpo siempre será tuyo, así que tenés que hacer lo que te parezca correcto. No existe una respuesta correcta o incorrecta cuando se trata de decidir qué hacemos con el vello púbico, el vello en las axilas y la pelusa de la panza. 

Si querés intentar depilarlo o cortarlo, pensalo un poco. Tu mamá, hermana o amiga quizás ya probaron algo que puedan recomendarte.

También habrás escuchado que algunas personas se depilan con cera o se hacen un tratamiento con láser. Esto tal vez sea doloroso y tenga algunos efectos secundarios, como enrojecimiento, irritación o hematomas.  Antes de hacer algo, preguntate: "¿Esto lo hago por mí?" ¿O es porque te sentís presionada? 

Imagen de una chica sacándose el corpiño sobre un fondo azul - Saba

¿Por qué estoy más grande ahora?

La grasa (que vale aclarar que en realidad es algo bueno, ya que la necesitamos en nuestra dieta y en nuestro cuerpo para que funcione correctamente), los músculos y los huesos cambian durante la pubertad, y esto afecta la forma de nuestros cuerpos. 

No siempre es fácil aceptar tu nuevo aspecto físico, pero tratá de no castigarte ni de privarte de comida. Es una etapa importante, y es necesario que alimentes tu cuerpo.

Considerá las estrías (esas rayas de tigre que pueden aparecer en tus piernas, muslos, caderas, senos... prácticamente en cualquier parte) como señales de éxito. Nuestro cuerpo está haciendo exactamente lo que tiene que hacer. 

Nadie dijo que sería fácil, pero si aprendés a aceptar que sos realmente única, y que tu cuerpo es algo verdaderamente increíble, eso te ayudará a fortalecer tu autoestima.


GIF de una chica tapándose la nariz con los dedos debido al mal olor - Saba

¿Podés oler algo?

Durante la pubertad, nuestras glándulas sudoríparas apocrinas comienzan a funcionar, lo que nos hace oler diferente, especialmente debajo de las axilas y alrededor del área de la ingle. Si bien estos olores pueden ser un poco más fuertes, son totalmente naturales. Si mantenés una rutina de higiene regular, no se convertirán en un problema.

Ducharte te hará sentir limpia y fresca. Quizás te guste usar desodorante para las axilas, especialmente si practicás mucho deporte. 

La vagina está perfectamente preparada para mantener los niveles de pH equilibrados, por lo que no te aconsejamos que la laves por dentro. El pH se relaciona con el nivel de acidez de tu vagina. Esto te parecerá raro, pero los niveles saludables coexisten con las bacterias buenas de allá abajo. Entonces, no hay necesidad de usar un desodorante vaginal o perfume. 

Existen algunos productos muy buenos específicos para tu delicada zona íntima (zona alrededor de la vagina y la zona en forma de V que observás cuando te parás frente al espejo).  


GIF que muestra diferentes dibujos de vaginas - Saba

¿Cómo sé si mi clítoris y mis labios son normales?

La ansiedad relativa a la vagina es realmente común. Eso se debe en parte a que, a diferencia de las caras de la gente (que vemos por todos lados), rara vez estamos cara a cara con cientos de vaginas (a menos que seas una ginecóloga o una embellecedora de vaginas). 

Si bien no tenés forma de comparar la tuya con otras, podés estar tranquila; al igual que con las caras, no hay dos vaginas iguales. Y deberíamos celebrar que sean diferentes.

Para saber cómo es la tuya, lo único que necesitás es un espejo. Cuánto más mires tu vagina, más familiarizada estarás. 

Hacerse controles médicos regulares es siempre una buena idea. Ya sea una consulta a la clínica, con tu médico clínico o ginecólogo, es un muy buen hábito para adoptar a una edad temprana.

Y recordá que si tenés alguna duda, debes preguntarle a alguien. Si te da mucha vergüenza hablar con tu mamá, hermana o tía, recordá que todas ellas también pasaron por la pubertad. Lo más probable es que recuerden los cambios, y lo raras que se pudieron haber sentido. 

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